sábado, 3 de noviembre de 2007

Desde ayer


Desde ayer volví a aprender lo que somos, a aprender la alegría serena que da un simple beso, que da un efusivo brazo, que da el brillo de tus fascinantes ojos, a aprender a saber lo que es necesario para que mi luctuoso corazón, a aprender lo que tengo que tener claro, a aprender a llamar las cosas por su nombre: amor, tristeza, pasión, dolor ...

Desde ayer quiero volver a robarle el tiempo al tiempo, a ser lo que nunca he sido, lo que nunca seré, quiero volver a ser ese menudo pez sin memoria que vive abocado al mar, quiero volver a sentirme unido a ti para el resto de mi vida, por el resto de la eternidad, sin otro sentir ni divagar que el amor que profeso por cada gesto tuyo, por cada una de tus locuaces palabras que tanto me hacen sentir cuando desde tu jugosos labios viajan perezosas hasta mis exiguos oídos.

Desde ayer ya no soy la canción risueña que entristezca al ser escuchada, no soy por ser lo que fui, ni seré lo que nunca debía haber sido, fastuoso animal herido que adormece en las sombras ávido, al acecho de su presa, ni seré ese desatinado gesto de burla al tiempo que hemos compartido, ni volveré a cavilar en las meditaciones sin sentido.

Desde ayer es como si todo hubiese pasado hace tiempo, recuerdos de aquellas pasiones desbocadas en las que mi lengua recorría incesante todo tu cuerpo, rebuscando entre las esquinas la entrada a tu alma, al edén de las pasiones que juntos compartimos aquellas calurosas tardes, en aquellos virtuales tiempos tan lejanos ahora.

Desde ayer quiero todo tu amor, toda tu esencia de mujer, quiero tu fin, tu destino, quiero seguir sintiendo tu sensual voz acariciando mi pelo, quiero seguir percibiendo el volar de tu mirada hasta mis sentidos, quiero sentir como ella hace eterna mi vida, como detiene el reloj de la vida, como me da descanso y me sosiega, quiero verla peregrinar de nuevo con su esencia de ninfa, como una flecha que parta mi corazón en mil.

Desde ayer, hoy, por siempre, seré tuyo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Ausencias


Alma vacía de sentimientos, exhausta del rencor a la vida, impropia de cualquier humano, escuálida y deformada por el desuso de tu ausencia, así me encuentro yo en los espacios de tiempo en que mi ser y el tuyo se separan irremediablemente por la intransigencia de lo cotidiano.

En mi mente, susurros y ecos estrepitosos llenos de nostalgia de tu voz, dejando en mi carcomido cerebro, como bombas abrasadoras que destruyen la poca paciencia que pueda quedarme, y se me hacen eternos los segundos de expatriación que nos regalamos, una verdadera eternidad hasta que vuelvo a encontrar tus manos en mi doblado cuerpo, austeras y cariñosas, que por rutina tienen descubrir sensaciones nuevas con cada pasar y cada caricia.

Sólo me queda esperar en la demora de la ausencia la dicha de tu encuentro, y que mis lágrimas me ayuden a licuar esta inquietud, que provocada por el destierro de tu alma, provoca en mi el malestar inclemente y atroz de mil dagas asesinas que destruyen cualquier resquicio terrenal de sensación de vida, dejándome en un estado de resignación innata del que no puedo salir hasta que tu sensual voz de ninfa me rescata.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Enfermando

Prefirió la muerte al sufrimiento por la quietud serena de la muerte, cuanta aciaga adversidad la que convierte este amor idílico en fatal lamento, y está éste lleno de desconsuelo e incluso las sonrisas vierten lágrimas, con el gozo de la angustia, pues sólo aspiramos a un girón de viento que encauce definitivamente nuestras vidas en un camino paralelo.

Dolor inevitable del amante leal que eres y yo culpable por amarte cada día, vibrando en el borde rojo de mi herida, pues tu presencia es signo de la vida, y llevamos años de amor, que sólo ha pretendido un beso, una palabra, un hálito, un sonido... y, a pesar de nuestra esperanza, cada día evidencio que detrás de tu mente no existe el silencio.


Si yo no me hubiese enamorado de ti hace tanto tiempo, qué paz sin cataclismos ni vórtices, sin cimas ni abismos regocijaría hoy tu cuerpo y en mi no existiría ese deseo febril y omnipotente de ir por las noches a besarte en la frente, de bajar con la luz de un astro zahorí, a decirte al oído: “No te olvides nunca que te quiero”. Y tú, que me quieres más de lo que nunca soñé, callas inexorable, y no sé sino dudar de todo, del alma, del destino, y ponerme a llorar en medio de esta vida, pues con desolación infinita evidencio que sin ti muero y mientras tanto, simplemente te mato.

martes, 4 de septiembre de 2007

Intenso palpitar

Recuerdo aún el día en que tu boca y la mía quisieron besarse a escondidas bajo el tumulto de las palabras, y cual sinónimos de besos voladores no pudieron reprimir sus deseos, intercambiando caricias lascivas y represiones sexuales durmieron juntos desde aquella noche, tu boca y la mía, tu amor y mi vida.

Recuerdo aún el día en que tu sexo llamó a mi sexo, fulgurantes de sueños carnales, rutilantes de placeres ajenos, y tu mano temblorosa y tu cuerpo estremecido, desbocado caballo mi cuerpo, y mi mente refrenaba el deseo de poder gustarte como amante, de poder amarte como en sueños.

Recuerdo aún el día en que mi alma y la tuya danzaron por primera vez sin destino, enamoradas sin rumbo cierto pero confiadas en abrazo mutuo, serenas, cautas y firmes, y ahora paseando por la vida siguen sin más trayectoria que la felicidad conjunta, sin remilgos, sin reproches, como hermanos de amor y de odio.

Recuerdo también aquel día en que lozanas nuestras vidas eran, tan jóvenes e inseguros, aquel día en que pudimos juntar nuestro sino de por vida, y yo sin medida y tú sin deseo, que par de incultos, quien nos hubiera dicho aquel día que sin tu mano moriría, que sin mi boca te ahogarías, que siniestro día aquel, hoy oculto entre las sombras del recuerdo y la nostalgia, que día aquel tan profano que la vida nos renegó juntarnos.

Recuerdos y sueños, deseos y esperanzas, reuniones de tu cuerpo y el mío, danzas y abrazos, vienen a la memoria sin ningún impedimento, sin estorbos, ni trabas, ni entorpecimiento alguno, tan añorados y nostálgicos como si la vida sin ellos no existiese, como si mi alma herida estuviera por la añoranza ya vividas.

Recuerdos o sueños, quien sabe, lo mismo parecen en la lejanía pues hoy ocultos estarían sin tu privilegiada compañía, sin tu preciado amor, sin tu gran compresión, sin tus perfectas caricias, sin tu amor liviano, sin tu pragmática sinceridad... Recuerdo... Recuerdas ...

viernes, 31 de agosto de 2007

Luna

Qué soledad tan fría es la soledad nocturna, y más cuando tu visión, a la que anhelo, habita lejos y furiosa, sin palabra ni escucha. Soledad de soledades, soledad de luz de luna, sintiendo el amor cerca pero sin lograr que se acerque nunca.

Indagan las palabras mi cerebro, trepando en camino desde el corazón, que se resiente a estar hermético, y grita con dolor. ¿Qué absurda indiferencia de mi ser mantiene adormecido mis sentidos? En languidez total deseo verte, y al punto sacudir mi estupidez, y despertar de nuevo la euforia, y retenerte, poseyéndonos una y otra vez, y perder la noción del tiempo y olvidarnos de este sin sentido, de tu brillante redondez, de tu lujuria transitoria menguante.

Espero que vengas, tal vez, trayendo perspectivas que tuve y olvidé, gocé y perdí, palabras que escupí y sin maldad grité; volveré a luchar por borrarlas vivas, y mi horizonte, que ahora se siente desvanecido, se perfilé desde la nebulosa, y espero que, de nuevo, mi mirada devuelva sentido a tu visión, volviendo de nuevo a sentir mi ser completado, dentro de mí, en derredor, y en lejanía, y de nuevo colgar del cuello tu grandioso resplandor, como un amuleto, muerta la sombra de la noche fría, mi pasión y mi deseo por tu fluorescente resplandor.

Sé que el día es separación y fatiga, en el que nuestro amor duerme inacabado, paisaje sin luz, desarbolado, como leyenda recitada sin intriga. Esperemos con fervor de amiga que el alba rompa el candado de nuestra lejanía y que la noche despierte en mi mezquina mente, tu radiante claridad, deseando de nuevo poder hacerte el amor en sueños, y renacer en tu alegría creciente, y que tu inusitada sonrisa diagonal de la luna lunera llene de energía mi alma como lo haces noche tras noche, en mi mundo onírico, mi virtualismo de acción, en el que eres y serás mi centro de atención.

martes, 28 de agosto de 2007

Tic, tac


Tic, tac ... la manecilla de la vida incesante retumba en mi mente como si una única opción de existencia pasase por mi escuálida mente, rauda y veloz, con un estruendo tal que hasta la misma esperanza, sostenida por retazos de amargura, sentirá pavor ante tal depauperada visión, inconsciente y anonadada por la incredibilidad de los actos presentes, de los candorosos restos de mis lágrimas.



Tic, tac ... suena y repiquetea el reloj de la extrema oportunidad, de mi liviana certidumbre, de mi resquicio de sostener aquello con lo que he soñado durante tanto tiempo, de mi frustración adolescente conseguida por fin, que ahora se esfuma como ser intangible y es devorado por un predador imaginario, que de la mente viaja hasta el alma, hiriendo y devastándola sin remedio.


Tic, tac ... acelerada la esquizofrenia se apodera de todo mi ser y embarga mis sentidos, apresa mis dolores y los envuelve de espino para que no salgan de mi lúgubre corazón, roto ahora, por la desesperación del presente, de esta situación insostenible, no buscada y sin embargo forjada por mi caduco ser, que se refugia en la sosegada calma de los recuerdos de vivencias pasadas.


Tic, tac ... incesante como bomba de relojería que arrasará cuanto mi mente ha cimentado con tanto esmero y tanta paciencia en el viñedo de mi subsistencia, en la alcoba de la supervivencia, llena de alegorías y de virtudes tales, que la simple creencia de un final revienta en mil pedazos cada uno de mis órganos vitales.


Tic, tac ... sin descanso ni alivio, sin sosiego ni tregua, sin calma ni respiro, sin siesta ni sueño, así intenta acomodarse mi ser a esta nueva y desesperada situación, incontrolable estado de rebuscamiento, inestable pecado de mi vida, tan cargada de sentimientos que sbordan por doquier las penurias que sostengo, la amargura del silencio, mi insostenible aflicción y desconsuelo, mi pesadumbre y amargura, la congoja sin tribulación ni pena, la desesperanza de la desolación...


Tic, tac ... bombea mi corazón desalentado por el dolor que sobrelleva, por la división que le ha provocado mi mente, y se reprime al debatir de la mortalidad añorada en momentos angustiosos como éste, retazos de alegrías olvidadas, de mi mente y mi cuerpo, de mis brazos elevados al son de la música.


Tic, tac ... ¿qué será de mi hasta que el segundero me devuelva a tu compañía, y deje de soñar persistente y cíclico como lo ha hecho estos días de verano infinito, que me han aportado más que lo que había soñado e imaginado, más de lo que cualquier fiesta me aporta.


Tic, tac, ... tic, tac, ... no quiero que se detenga jamás, quiero que vuelva Mari Jaia!!!! Quiero que vuelva la aste nagusi 2007!!!!

lunes, 27 de agosto de 2007

Recuerdos



Cuando estás a mi lado, no sé si es tu cuerpo el que está o es tu alma la que siento. Me miras con los ojos y siento como si me acariciasen tus breves manos blancas, como si el eco de tu voz en mis oídos me ofreciese las palabras que a solas me susurras. No eres tú junto a mí, no es sólo tu cuerpo, es un haz de piel y sensaciones cálidas, que transmite estallidos intangibles de esa entidad distante que es el alma y que la mía, en vida, desea constantemente, y aunque no puedes percibirlo, empieza donde el tacto acaba y acaba donde mi mirada empieza.

Deseos constantes de un beso subrepticio, de una sonrisa refulgente, del temblor deslizante de una lágrima, de la íntima música hechicera de nuestro lenguaje, del brillo tentador de tu mirada, ¿qué son sino mensajes de cariño, señales de pasión? Son notas telegráficas del amor que te profeso y que no te puedo demostrar cuando la compañía nos rebosa.

Junto a tu cuerpo quiero estar, a él sólo estrecho, junto a tu espíritu, elusivo, y él no me abraza; ni me ve, ni me toca, ni se enlaza al mío, ambos cautivos en su propio alcázar; tan sólo emiten trémulos impulsos, que la carne traduce en llamaradas de deseos y de penas, tan cerca en la lejanía de la compañía, cuerpo a cuerpo, batalla del sentido, con estrategia espiritual lejana, amándonos en silencio y odiándonos a voces.

Ahora tengo el alma surcada de estelas permanentes que de tu pelo zarparon a claros horizontes; de columnas de miradas de tus ojos hoy ausentes, de caricias que subsisten, fugándose en los montes. Recordando que lo firme vino un día, arraigose lo efímero, resistiendo a desistir, por eso llevo dentro del corazón impreso un trozo de tu alma para que el destino que nos ha tocado no logre extinguir el amor que te profeso por todo tu vivir.

La fugacidad del perfume que impregna tu recuerdo implacable es lo que permanece en mi realidad, y no sé si iluminado o en penumbra, si en silencio, o en charla verbenera, ni sé si en multitud, o en soledades tendré tu presencia, pero sé que lo que por ti siento sólo la muerte lo pondrá fin.

Y hoy la tarde fugitiva y yo arrobado, me recuerda que hubo palabras íntimas, miradas, afinidad, y en la esperanza, espera. En ondas invisibles se cruzaban mi propio sentimiento y tus deseos. El vapor del amor lanzaba al aire su espiral inquieta. La luz del sol posaba en nuestros cuerpos caricias intangibles, dedos de seda se enroscaban entre ambos. Se alargaban las sombras de los otros, se borraban los picos de las mentes... Qué escasa relevancia a veces tienen ciertos detalles, y otros qué firmeza, pero cuanto es el deseo de tenerte y de que me tengas, tan constante como la belleza de tu mirada y el fragor de tu figura… ¿Recuerdas? No, tal vez no lo recuerdas, pero por ti lo daría todo.

Y como explosión de fuegos de artificio rompía en largas, luminosas trenzas, dentro de mi callada mente, sin que en mis ojos tú lo percibieras. Te bebí en cada sorbo de mi nostalgia, te respiré en tu aroma de cada gesto, absorbí cada rasgo de tu rostro, y roja en sangre surcabas por mis venas. Y al despertarme cada día, sentía como si un abrazo tibio de tus brazos me dijese entre susurros que no te supe besar como quisieras... ¿Recuerdas? No, tal vez no lo recuerdas, pero en mi eternamente quedas.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Despertar

Despierto y veo ante mí un tenue reflejo en mi subconsciente del vago recuerdo de mis sueños livianos y entonces:

Cierro los ojos y veo tu esbelta figura de mujer por la que mi ser pierde el sentido, el ángel terrenal que alumbra mi vida con sus dos radiantes luceros, la descocada ninfa que estimula todo mi cuerpo y dilata mis venas con cada uno de sus roces, la amante incansable con sus besos candorosos y volcánicos, la niña morena con los cabellos azabaches que acarician mi torso, la seductora amiga que su hombro cobija con angustia y soberbia cada una de mis lánguidas lágrimas.

Cierro los ojos y sueño con tus manos de artesana impía recorriendo mi cuerpo, tallando en él los sentimientos que me dan la vida, con la maestría del anciano ceramista, torneando con delicadeza cada una de sus risueñas curvas, con destreza y sabiduría, con ese ardor que tan sólo ellas saben provocar en mi espíritu risueño, los moldea firmes, robustos y vigorosos, con la altanera pasión que mi ser necesita para que seguir respirando, para seguir exhalando, por el sinfín de tu presencia.

Cierro los ojos y recuerdo el sensual balanceo de tu primoroso cuerpo, el incesante vaivén de tus excelsas caderas, el bascular refrenado de tus turgentes pechos, sin descanso, moviendo ante mi los augurios de mis sueños, de todos mis deseos, de mi mayor fantasía, y con la magia que tu sexo desprende, riegas de ignorancia cada uno de mis sentidos y extraviando sus percepciones das a la vista el tacto de la esperanza, al oído el sabor de la inocencia, al gusto el color de tu presencia, al olfato el sonido de tus gemidos y al tacto la fragancia de tu alma.

Cierro los ojos y noto como mi vida se llena de los placeres etéreos que tu mirada en mi provoca, de la aflicción de mis manos a intentar tocar tus pupilas, con el deseo del enamorado, por comer tus pestañas, por rozar el mecimiento de tus combados párpados, y con cada pestañeo se escapa la sin razón de la esperaza que mi ser tiene por arrancarlos de tu cara y llevarlos con mi alma.

Cierro los ojos, los cierro, pues te veo por doquier, cierro los ojos y lloro por tener que abrirlos otra vez.

lunes, 20 de agosto de 2007

Soñé

Soñé que éramos una manta de estrellas, que éramos ciervos en el corazón de un bosque bajo un techo de hojas, que éramos hierba fresca que jamás sería pisada, hierba jugosa y brillante por la escarcha perlada, no sabíamos ni quien éramos, no sabíamos donde íbamos, esperamos una llama de amor para que volviese nuestra esencia, esperando que la piel dormida despertase, de ese sueño en el que nos envolvía la pasión que nos unía.

Soñé que éramos la música en el murmullo de una corriente, que éramos el candil del fuego que alumbra, que colinas éramos, que éramos mares de espinas en el suave oleaje de lo que éramos, hasta donde puede alcanzar la razón nuestro amor parecía una infinita cadena de perlas azuladas, quebradas por la bruma del deseo, rodeados por el seno de una tierra virgen, a la que nos llevaría andando el corazón.

Soñé que éramos sin saber quien éramos, sin saber a donde íbamos, éramos de abismos y luces, éramos paraíso calmo sin limites ni distancias, en la profunda y eterna muerte, que éramos adormecidas fieras, habitantes callados de los desiertos, que éramos estirpe de humanos innatos hechos de seda y bronce, éramos rueda, muralla y destino, poco a poco todo parecía terminar, éramos uno, una piel que moría el uno por el otro.

Soñé que éramos esponjas del oleaje de la marea viajera, éramos barcas a la deriva y juntos derivábamos, balanceantes, incesantes, que éramos claveles revolucionarios, que éramos almas viajeras, sonrientes, que éramos islas de orilla esmeraldas, cóncavas, unidas por una barrera coralina verde, de pálido reflejo, que éramos campos sembrados al pie del mar.

Soñé que éramos piedra eterna inmortal, fundidos por un abrazo alegre y encabritado, que éramos cipreses erguidos y enfrentados, acuchillando el viento, descalzos, que éramos una tarde de sol, caliente, sosegada, éramos arrecifes en cala de corales, flotando entre espumosos mares, éramos peces centelleantes, flores de agua relucientes, bailando en los estanques.

Éramos uno, tu rostro en mi pecho grabado, tu majestuosa mirada en mis ojos tallada, dispersos en las sombras con desidia, con deseo, con amor ...

Que pena que el sueño pasase como un arrebato de locura, con ese misticismo de ignorancia que tienen los sueños, tan real parecía y el amargo despertar nos volvía a la hora calmada del amanecer, a la brisa, al calor, al amargo fracaso de la vida de los amores que son prisión.

viernes, 17 de agosto de 2007

El beso


En 1950, la estudiante de arte dramático Françoise Bornet posó en una calle de París junto con su novio de la época, Jacques Carteaud para la célebre imagen de Doisneau...



No sé por qué tus labios me despiertan besos lejanos que jamás me diste; no se desterrarlos ni dejarlos dormir. Cuando viniste a mi, rozándome la carne, de puntillas, nadie nos vío, nadie escucho nuestros pasos, ni el temblor ligero de mis rodillas cada vez que te acercas, y ahora cuántas veces ese idéntico sendero nos conduce a dispares objetivos, y en el nuevo, no vemos que el primero aún nos mantiene en su poder cautivos.

Ayer, más que un diseño ya borrado, es espectro que vuelve a aparecer. Y así fluye la vida, una amalgama de incidentes que fueron, y que son, que no se desvanecen; una trama de amores, de besos, de ilusión; como rosa que cada primavera asiduamente en el rosal florece, nube inquieta, incesante viajera, o estrella que a la aurora palidece.

Quizá tus besos son evocadores de nube transeúnte, antigua rosa, o estrella cuyos últimos fulgores se extinguieron, y ahora simplemente duerme. Hay tanto nuevo en cada beso, hay tanto que arrastramos de antiguo, tanta vida, tanto de gozo, soledad y llanto, tanto de acogedor, que un beso no es un beso solo, aislado, es una larga historia enmarañada aflorando a un presente arrebatado, que abraza todo, y que no olvida nada.

Y aún preguntas: ¿sólo un beso?

jueves, 16 de agosto de 2007

Las verdaderas mentiras

Durante toda la vida nos dejamos engañar por la noche en el sueño, sinintentar nunca impedirlo como si la memoria hubiese tirado la llave, y como si pudiésemos mirar fuera del mundo, a través de una cortinilla del cuarto de la conciencia, y vislumbrásemos entonces que descansamos sobre la falsedad y la codicia, y con una insaciabilidad letal quisiéramos borrar nuestra vida con una total indiferencia asistida por nuestra gran ignorancia.

En un estado natural de las cosas nosotros utilizamos el intelecto, unos más que otros, la mayor parte de las veces para mentir, ya que deseamos existir en esta nuestra sociedad plagada de desengaños. En este momento fijamos lo que creemos ó queremos que deba de ser verdad, originándose por primera vez el contraste entre verdad y mentira.

El mongolito, normalmente, utiliza las designaciones válidas, laspalabras, para hacer aparecer lo irreal como real, diciendo por ejemplo que la Real Sociedad tiene la misma filosofía que el Athletic, cuando la designación correcta para esta afirmación sería decir que la Real Sociedad ha copiado la filosofía al Athletic.

Con ello ha abusado de las convenciones consolidadas haciendo cambios discrecionales, incluso llegando a veces a invertir los nombres. Si se hace esto demanera interesada la sociedad no confiaría en él y lo expulsaría de suseno, salvo que llevase un pín de acreditación en su solapa, que lo identifique del resto de los mortales.

Por eso, las personas corrientes, no huimos tanto de ser engañados sino de quien nos engaño, y a veces no tenemos en cuenta ni siquiera las consecuencias perniciosas, hostiles, de ciertas clases de embustes, y simplemente decimos "le he pillado engañándome y eso me jode mucho".
Este mundo sólo necesita la verdad en un sentido limitado, buscando las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la convivencia pero siendo indiferente al conocimiento puro de lo que realmente puede pasar si se conociesen las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o destructivos.



Por ejemplo, a la pregunta “¿estoy gorda cariño?”, la expresión adecuada a todas las realidades sería una afirmación pero por el contrario, la respuesta a tal pregunta se convierte en retórica contestación "Estás estupenda". Solamente mediante el olvido nos podemos creer en posesión de una verdad absoluta, en el grado que acabo de señalar. Si no se contenta con la verdad en forma comedida ya no es la verdad la importante sino la mentira.

Éstos actos nos limitan en nuestras relaciones con el resto de las personas que forman la sociedad y para todo apelamos a las metáforas más audaces, “éstas fuerte” en vez de decir que “eres una puta bola de sebo”, “tienes mala cara, ¿has dormido mal?”, en vez de decir, “jode vaya callo malayo”, “¿estás enferma?” en vez de decir, “otra vez con la puta regla”, “has comido poco” en vez de decir “la anorexia empieza por sentirse gordo con 45 kilos de masa corporal”, “tú tienes un problema” en vez de decir “eres un moña de mierda sin personalidad".

miércoles, 15 de agosto de 2007

El porqué de mi blog

Una respuesta clara y rotunda no la hay, porque en mi cabeza desgraciadamente no existe nadie que sirva de testigo ante la creación sin razón de ideas absurdas y abstractas, las cuales inundan continuamente mi cabeza, pero podría decirse que todo radica en la necesidad de mi yo en decir lo que pienso sin trabas ni impedimentos.

Quizás no exista una razón primordial, quizás simplemente lo he creado por el simple hecho de realizarlo, quizás, pero creo que realmente lo he creado porque me ha parecido el momento preciso de crear algo proveniente de mi materia gris.

Toda mi vida se ha regido básicamente por acciones arbitrarias sin ningún patrón definido, simplemente vagando por la vida a través de las líneas que otros han trazado para nosotros, tales como colegio, instituto, novia, universidad, trabajo, independizarse, casarse, … parece que nada lo hubiera elegido yo mismo, como si alguien hubiera pintado mi vida con fuego en el libro de las vidas, y yo incapaz de saltarme ninguna de las reglas marcadas por ese destino secuencial que me lleva consecuentemente al devenir de mi vida.

Hoy inicio este bioblog sin rumbo predefinido, pero con el único fin de dar rienda suelta a mis pensamientos e inquietudes. Hablaré del tiempo o la historia, del fútbol o el amor, ensalzaré a mis enemigos o criticaré a mis amistades, divagaré de metafísica o divulgaré aspectos tecnológicos, pues lo que tengo claro es que simplemente diré lo que quiera, como quiera y cuando quiera, y al que no le guste que no lea.

ONGI ETORRI