jueves, 6 de marzo de 2008

Noche sin ti


Intentaré percibir en mi propia entraña el aullido del lobo que insistente te acompaña, como si fuera un surtidor de fuego que me carcoma el alma durante toda la noche y en soledad vencido, enredaba la mente con tu maraña, entre sueños extraños de un amor anhelado ó del libido extraviado.

Sintiéndome cual paloma oscura que no se deja ver, divagando desde mis deseos hasta el festival de tu esencia estaré sin presencia para cuidarte de tentaciones, del bullicio y de la manada de don juanes que se acercarán a intentarte. Noche sin ti, como tantas otras, acompañado de todos los deseos qué como lúbricos secretos navegan por tu mente y descansan en mi espalda.


Y recuerda que cuando regreses del alborozo festival de tu inocencia, y tu cuerpo sumerjas entre las sábanas en la cuna de mi esperanza, deseo que duermas, mi niña, que sueñes, corretees y vueles, y no te apresures a regresar al mundo de mi agonía que inexorablemente te envuelve.

Quiero que por ese onírico tiempo sigas en tu mar azul, sirena furtiva, donde el tiempo, atrofiado, se diluye. Vive el efímero marzo sin padecer mi silencio pues el sonido de tu ausencia llena todo mi ser y perdurará sosegadamente, cual libélula exhausta, en el epicentro de mi pensamiento.