jueves, 31 de enero de 2008

Palabras

Antes de tus palabras no hubo nada, sólo viento al pasar, sólo murmullo, la mañana despertaba vacante de colores y mutilaba a la primavera de su encanto. Antes, tus palabras, se escondían, se ausentaban, cobardes e insuficientes, filtrándose en silencio entre tus dientes, pues tu ideal tal vez te las ahuyentaba. Y, ahora, cuanto más tus conceptos se acrecientan, cuanto más hondos y clarividentes son, se vuelven tus labios a abrir en frases que llenan mi ser de una paz absoluta, entendiendo con certeza lo que sientes, cada matiz de tu pensamiento, cada significado de las graciosas miradas hacia mi persona.

Ahora, mi hada, quiero que grites como lo hace un ángel cuando le arrancan las alas de su espalda, como si su alma entera se le desbaratara, sin aceptar la suerte, sin entender la afrenta, pues tal vez mañana pases por el mismo camino, el que no quieres volver a tomar, y vuelva de nuevo el vaso rebosante de mi llanto, que una vez más me llegue sin entenderlo, y ni siquiera mi alma entenderá cómo se puede sufrir tanto por un simple silencio.

Pero habrá otro momento, sobrevendrá otro día, y la misma esperanza que hoy siento enredará mis pasos y triunfará de nuevo, y se convertirá en armonía la noche oscura con cada una de tus gentiles palabras, bajo el redoble andante de mi pecho, hambriento por tu piel, y mi mente penetradora y circundante que volverá a rastrear cada uno de los intersticios de tu ser.

Y ahora, gracias a tus palabras, mi ser sólo se centra en tu piel y mi piel, dos planos paralelos, tan idénticos y opuestos, como si fuesen piezas diversas de un íntimo engranaje; tu piel con su resplandor de plata que transporta un galeón, y mi piel el barco pirata lanzado a toda vela al abordaje de tu amor, se dejará en tu mente un poemario erótico, tan profundo, que cada vez que lo abras emergerá en tu cabeza una armonía encantada; y en cada página escribiré, con sudor templado, todo lo que me transmite tu espíritu ardiente, tu sexo liviano; y cada anochecer, sobre tu almohada, te arrullarás lasciva por los versos que mi mente corrompida escriba por tu mirada; y al despertar recordarás cada uno de tus sueños y, extendidos a la vida, volverás a vivirlos junto a mí, entre las palabras que me concedes y la mías suplicantes por un simple beso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta noche visitaré tu sueño
entraré silenciosa
disfrazada de ola o de tormenta
de lluvia o de gaviota
Caminaré tu adentro y arribaré a tu playa

Cuando despiertes
recordarás a aquella
que compartió contigo
tus "Saudades"




Porque se que te gusta la poesía, ahí te dejo una

Alberto dijo...

Cuentan sólo las palabras, el resto es charlatanería...
;-)