martes, 28 de agosto de 2007

Tic, tac


Tic, tac ... la manecilla de la vida incesante retumba en mi mente como si una única opción de existencia pasase por mi escuálida mente, rauda y veloz, con un estruendo tal que hasta la misma esperanza, sostenida por retazos de amargura, sentirá pavor ante tal depauperada visión, inconsciente y anonadada por la incredibilidad de los actos presentes, de los candorosos restos de mis lágrimas.



Tic, tac ... suena y repiquetea el reloj de la extrema oportunidad, de mi liviana certidumbre, de mi resquicio de sostener aquello con lo que he soñado durante tanto tiempo, de mi frustración adolescente conseguida por fin, que ahora se esfuma como ser intangible y es devorado por un predador imaginario, que de la mente viaja hasta el alma, hiriendo y devastándola sin remedio.


Tic, tac ... acelerada la esquizofrenia se apodera de todo mi ser y embarga mis sentidos, apresa mis dolores y los envuelve de espino para que no salgan de mi lúgubre corazón, roto ahora, por la desesperación del presente, de esta situación insostenible, no buscada y sin embargo forjada por mi caduco ser, que se refugia en la sosegada calma de los recuerdos de vivencias pasadas.


Tic, tac ... incesante como bomba de relojería que arrasará cuanto mi mente ha cimentado con tanto esmero y tanta paciencia en el viñedo de mi subsistencia, en la alcoba de la supervivencia, llena de alegorías y de virtudes tales, que la simple creencia de un final revienta en mil pedazos cada uno de mis órganos vitales.


Tic, tac ... sin descanso ni alivio, sin sosiego ni tregua, sin calma ni respiro, sin siesta ni sueño, así intenta acomodarse mi ser a esta nueva y desesperada situación, incontrolable estado de rebuscamiento, inestable pecado de mi vida, tan cargada de sentimientos que sbordan por doquier las penurias que sostengo, la amargura del silencio, mi insostenible aflicción y desconsuelo, mi pesadumbre y amargura, la congoja sin tribulación ni pena, la desesperanza de la desolación...


Tic, tac ... bombea mi corazón desalentado por el dolor que sobrelleva, por la división que le ha provocado mi mente, y se reprime al debatir de la mortalidad añorada en momentos angustiosos como éste, retazos de alegrías olvidadas, de mi mente y mi cuerpo, de mis brazos elevados al son de la música.


Tic, tac ... ¿qué será de mi hasta que el segundero me devuelva a tu compañía, y deje de soñar persistente y cíclico como lo ha hecho estos días de verano infinito, que me han aportado más que lo que había soñado e imaginado, más de lo que cualquier fiesta me aporta.


Tic, tac, ... tic, tac, ... no quiero que se detenga jamás, quiero que vuelva Mari Jaia!!!! Quiero que vuelva la aste nagusi 2007!!!!

1 comentario:

Alberto dijo...

El tictac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.No podemos atrasar el reloj ni aminorar nuestra marcha hacia delante y, como ya volamos sin piloto y con instrumentos de control, es incluso demasiado tarde para preguntar dónde vamos.
El año que viene mas y mejor.
Gora aste nagusia!