lunes, 24 de septiembre de 2007

Ausencias


Alma vacía de sentimientos, exhausta del rencor a la vida, impropia de cualquier humano, escuálida y deformada por el desuso de tu ausencia, así me encuentro yo en los espacios de tiempo en que mi ser y el tuyo se separan irremediablemente por la intransigencia de lo cotidiano.

En mi mente, susurros y ecos estrepitosos llenos de nostalgia de tu voz, dejando en mi carcomido cerebro, como bombas abrasadoras que destruyen la poca paciencia que pueda quedarme, y se me hacen eternos los segundos de expatriación que nos regalamos, una verdadera eternidad hasta que vuelvo a encontrar tus manos en mi doblado cuerpo, austeras y cariñosas, que por rutina tienen descubrir sensaciones nuevas con cada pasar y cada caricia.

Sólo me queda esperar en la demora de la ausencia la dicha de tu encuentro, y que mis lágrimas me ayuden a licuar esta inquietud, que provocada por el destierro de tu alma, provoca en mi el malestar inclemente y atroz de mil dagas asesinas que destruyen cualquier resquicio terrenal de sensación de vida, dejándome en un estado de resignación innata del que no puedo salir hasta que tu sensual voz de ninfa me rescata.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Enfermando

Prefirió la muerte al sufrimiento por la quietud serena de la muerte, cuanta aciaga adversidad la que convierte este amor idílico en fatal lamento, y está éste lleno de desconsuelo e incluso las sonrisas vierten lágrimas, con el gozo de la angustia, pues sólo aspiramos a un girón de viento que encauce definitivamente nuestras vidas en un camino paralelo.

Dolor inevitable del amante leal que eres y yo culpable por amarte cada día, vibrando en el borde rojo de mi herida, pues tu presencia es signo de la vida, y llevamos años de amor, que sólo ha pretendido un beso, una palabra, un hálito, un sonido... y, a pesar de nuestra esperanza, cada día evidencio que detrás de tu mente no existe el silencio.


Si yo no me hubiese enamorado de ti hace tanto tiempo, qué paz sin cataclismos ni vórtices, sin cimas ni abismos regocijaría hoy tu cuerpo y en mi no existiría ese deseo febril y omnipotente de ir por las noches a besarte en la frente, de bajar con la luz de un astro zahorí, a decirte al oído: “No te olvides nunca que te quiero”. Y tú, que me quieres más de lo que nunca soñé, callas inexorable, y no sé sino dudar de todo, del alma, del destino, y ponerme a llorar en medio de esta vida, pues con desolación infinita evidencio que sin ti muero y mientras tanto, simplemente te mato.

martes, 4 de septiembre de 2007

Intenso palpitar

Recuerdo aún el día en que tu boca y la mía quisieron besarse a escondidas bajo el tumulto de las palabras, y cual sinónimos de besos voladores no pudieron reprimir sus deseos, intercambiando caricias lascivas y represiones sexuales durmieron juntos desde aquella noche, tu boca y la mía, tu amor y mi vida.

Recuerdo aún el día en que tu sexo llamó a mi sexo, fulgurantes de sueños carnales, rutilantes de placeres ajenos, y tu mano temblorosa y tu cuerpo estremecido, desbocado caballo mi cuerpo, y mi mente refrenaba el deseo de poder gustarte como amante, de poder amarte como en sueños.

Recuerdo aún el día en que mi alma y la tuya danzaron por primera vez sin destino, enamoradas sin rumbo cierto pero confiadas en abrazo mutuo, serenas, cautas y firmes, y ahora paseando por la vida siguen sin más trayectoria que la felicidad conjunta, sin remilgos, sin reproches, como hermanos de amor y de odio.

Recuerdo también aquel día en que lozanas nuestras vidas eran, tan jóvenes e inseguros, aquel día en que pudimos juntar nuestro sino de por vida, y yo sin medida y tú sin deseo, que par de incultos, quien nos hubiera dicho aquel día que sin tu mano moriría, que sin mi boca te ahogarías, que siniestro día aquel, hoy oculto entre las sombras del recuerdo y la nostalgia, que día aquel tan profano que la vida nos renegó juntarnos.

Recuerdos y sueños, deseos y esperanzas, reuniones de tu cuerpo y el mío, danzas y abrazos, vienen a la memoria sin ningún impedimento, sin estorbos, ni trabas, ni entorpecimiento alguno, tan añorados y nostálgicos como si la vida sin ellos no existiese, como si mi alma herida estuviera por la añoranza ya vividas.

Recuerdos o sueños, quien sabe, lo mismo parecen en la lejanía pues hoy ocultos estarían sin tu privilegiada compañía, sin tu preciado amor, sin tu gran compresión, sin tus perfectas caricias, sin tu amor liviano, sin tu pragmática sinceridad... Recuerdo... Recuerdas ...